jueves, 16 de agosto de 2012

Taller LOS HALLAZGOS. Raquel Pavón de Ocampo


INSTRUCCONES PARA ABRAZAR UN ÁRBOL


INTRODUCCIÓN
El abrazo a un árbol es una de las mayores fuentes de energía natural a la vez que suma placer. Una vez que lo intente estamos seguros de que lo adoptará como costumbre.


INSTRUCCIONES
Aunque parece simple, el abrazo tiene una técnica específica. Conocerla y respetar sus pasos aumentará su satisfacción. Asimismo no nos hacemos responsables de los accidentes que pudieran ocurrir por omisión de alguno de estos pasos.

ELECCIÓN DEL ARBOL

1. DIMENSIONES Y FORMA DEL TRONCO
La dimensión del tronco debe ser tal que permita ser abrazado con comodidad y de modo tal que las manos se toquen. De ser muy grueso el abrazo sería incompleto y de ser muy fino, el abrazante terminaría tocando sus propios omóplatos.
Es importante que el tronco sea perpendicular al piso. Esto evita posiciones incómodas y el riesgo de caídas.
2. TEXTURA DEL TRONCO
Deben evitarse los árboles con corteza muy rugosa que implican riesgo de enganches en la ropa y laceraciones en las manos.
Están totalmente desaconsejados los árboles con púas o espinas en su corteza. Ej.; acacia, palo borracho.
3. ALTURA DE LAS RAMAS
Las primeras ramas deben estar, por lo menos, a una altura superior en 10 cm a la del propio abrazante. Esto evitará golpes en la frente, rotura de anteojos, voladura de gorros o sombreros o terribles accidentes en la vista.

USTED ESTA LISTO PARA ABRAZAR UN ÁRBOL
Si siguió fielmente las instrucciones anteriores estará frente al árbol perfecto. Una vez elegido éste y en  el momento que le parezca más adecuado, deberá acercarse, en lo posible relajado y con una sonrisa, sin hacer ruido para no asustar a los pájaros que estén en sus ramas -extremar el cuidado si en el árbol hay nidos-.
Ahora sólo debe abrazar el árbol, imaginar cómo hunde sus raíces en la tierra y cómo la savia corre por él. El olfato es parte importante de esta experiencia: respire profundamente, sienta la naturaleza en ese abrazo.
La gran mayoría de los usuarios manifiestan que luego de esta práctica se sienten serenos, con la energía equilibrada y renovada.
El tiempo aconsejado es de 2 a 4 minutos aunque se sabe de algunos abrazantes que no quisieron desabrazarse de su árbol en días.
Esto último es manifestación de una personalidad adicta previa y no corresponde responsabilizar a ningún árbol por tal desviación de la conducta.



                                                                                   Raquel Ocampo

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