miércoles, 14 de marzo de 2012

TALLER DE LECTURA "HOJAS COMO HOJAS"

Cosas de dragones

Los dragones aman las cosas inútiles. Sienten una especial ternura por todo lo que no sirve para nada. Y una secreta admiración. Si las cosas inútiles están ahí, algún mérito deben tener.

Como las hojas secas. En especial las hojas secas que tienen un agujero para mirar y descubrir lo que antes no se había visto. No es que las cosas no estuvieran, pero miradas a través del agujero de una hoja seca son otras cosas. Por eso los dragones esperan el otoño con entusiasmo. Saben que va a ser una época de descubrimientos.

También los entusiasma encontrar una piedra redonda, una piedra pulida de esas que aparecen a la orilla del río y que vaya a saber qué tiempo llevan rodando para encontrar la forma perfecta.

Los dragones las tocan suavemente, como si fuesen el frágil huevo de un pájaro, las acarician, y piensan. Tratan de imaginar el recorrido de esa piedra, desde su primer día en el tiempo y la distancia, hasta llegar en ese momento a la orilla del río para que un dragón la encuentre, la alce, y la acaricie con ternura.

Pero lo que más los entusiasma es encontrar una pluma perdida. Una pluma de colores. Entonces imaginan en qué nubes volaría el pájaro que la perdió, qué vientos la habrían llevado de un lado para el otro. Qué lluvias la habrían mojado y qué soles le habrían prestado su calor. Y se preocupan pensando que algún pájaro estará buscándola. Entonces sienten una enorme ternura por la pluma perdida, y algunos sostienen que le vieron correr una lágrima a un dragón. Por eso los dragones, cada vez que encuentran una pluma, se la muestran a todos los pájaros que pasan.

Gustavo Roldán

En: Dragón / Gustavo Roldán. 3ª. ed. Buenos Aires, Sudamericana, 2003.

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