lunes, 17 de octubre de 2011

TALLER "RASTROS Y HUELLAS"

Antiguos Pobladores

En este bosque hay alguien que mira

y está mirando lo oscuro

y también lo verde dentro de las hojas.

Hay sonidos, pisadas.

Un teléfono que suena en la lluvia, alguien que grita.

Hay un espíritu mudo en la mañana

y hay quien camina sobre el estiércol escribiendo.

Una casa que está ausente

(por qué son tan misteriosas las cosas conocidas?)

Y hay algo del pasado que los abriga

de la belleza y del frío

a los antiguos pobladores de los narcisos.

Adriana Berro

Cosmogonía

En el principio no había principio.

En el principio era el Aire. Sólo el Aire.

Y el Aire era un pájaro que dormía a la sombra de una piedra enorme y oscura.

Y esa piedra enorme y oscura era Dios.

Y el pájaro (que no era muy grande) era también aire.

El aire se expandía con un movimiento de plumas mientras el pájaro dormía.

Y de tanto crecer el pájaro se animó a entrar y a salir

De lo que todavía era Nada.

Y Entrar y Salir fueron como una puerta que se abría y se cerraba.

Y así la puerta fue la respiración.

Cada vez que el Aire respiraba el pájaro se expandía y la respiración era el corazón del pájaro.

Aire y pájaro vivían todavía a la sombra de Dios.

Hasta que tanto respiró el pájaro

y tanto por la puerta entraba y salía el aire

que empezaron a entrar y salir otras cosas, al principio de a poco

con mucha suavidad

y después con un agitar de plumas grises y también de colores

entraron y salieron todas las otras cosas: los planetas,

los soles, las galaxias, las horas, los años , las plantas,

los hombres y las mujeres

las plumas, los pelos

las mareas, el agua y el fuego

y el hielo ( porque sin hielo no hay agua).

Y todos los seres y no seres entraban y salían cada vez que el Aire pájaro respiraba. Y por su naturaleza eran Dios…

Y Dios era la puerta y también la roca oscura donde el Pájaro se apoyaba.

Adriana Berro

Encuentro con la naturaleza y con uno mismo.

En este bosque hay un encuentro con uno mismo y con la naturaleza. Se puede sentir cómo el aire puro y fresco entra a través de nuestra nariz, y circula hasta llegar y llenar nuestros pulmones.

Escuchar el canto de las aves es música para mis oídos.

A medida que avanzo mis pisadas van haciendo ruido y dejando huellas en el camino.

Está lleno de árboles y arbustos, se puede ver el rastro que dejó el otoño con las hojas de los arces de color marrón en el sendero, en las arboledas desnudas. También el que dejó el invierno con las montañas nevadas, y el acercamiento previo de la primavera con algunas flores como los gladiolos.

Encontramos una semilla, un renuevo, el caminar por este sitio me hace renacer, renovarme como los árboles que están a mi alrededor.

Al observar los helechos, grandes, es como si uno viajara en el tiempo a la era jurásica.

En este edén se puede descubrir una paz interior que seguramente no sabíamos que teníamos. Es un alejamiento de la sociedad y la civilización, un paraíso, para contemplar, guardar en nuestra memoria y en nuestro corazón y sobre todo para cuidar.

Laura César 16 de Septiembre de 2011

Metaposa

Avanzaba despacio, después de salir de ese objeto blanco, fui directo a comer una rica hoja. Los otros insectos, me miraban mal y raro. Se los escuchaba susurrar:- Mira que feas, son muy feas las orugas-. Sin embargo a mí no me importaba porque yo esperaba ansioso a la metaposa.

Cuando sentí que llegaba el momento me quede quieta y me envolví en mi crisálida, y esperé.

Luego de un tiempo me transforme en un hermoso ser, que dependiendo de la especie, tal vez aunque sea por un día, maravillaré al mundo con mi belleza.

Laura César 30 de septiembre de 2011


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