viernes, 29 de agosto de 2008

EDUCACION AMBIENTAL: UNA APROXIMACION AL BOSQUE DESDE LOS LIBROS Y LA PALABRA.















Acercamientos a la lectura desde la Biblioteca del Servicio Forestal Andino. El Bolsón.Este es el relato de un recorrido con libros por los caminos de El Bolsón. Un recorrido que se acercó a tres centros de salud: San Francisco, en la periferia urbana, Mallín Ahogado, en la zona rural, y Barrio Luján, en una zona semi rural. Un andar que también llegó a la Escuela rural de la Rinconada Nahuelpan, a la Escuela Hogar, a la Escuela del Barrio Usina, al Jardín 46 y a los Jardines Maternales.
El Bolsón está ubicado en la Cordillera Patagónica Austral, a 120 Km. al sur de la ciudad de Bariloche. Forma parte de una región montañosa considerada como una de las últimas reservas mundiales de bosques templados.
Se trata de un lugar donde se dan constantemente intensos procesos ambientales y culturales. Aquí las distancias son largas y el clima es frío y lluvioso.

Justificación o ¿cómo comenzó esta historia?

El Servicio Forestal Andino (SFA) de El Bolsón es un organismo gubernamental de la Provincia de Río Negro que se ocupa del cuidado de los bosques.
Como bibliotecaria del SFA yo observaba una grieta entre el discurso técnico que promueve la protección del ambiente y el modo en que las personas se relacionan con el bosque. Pensé que era necesario un relato desde la gente, desde su modo de vivir en el bosque.

Objetivos: ¡qué quería hacer!
Quería promover la construcción del relato. Por eso los libros y la lectura. En primer lugar, como un modo de acercamiento a personas, saberes e instituciones.
La intención era llegar a lugares donde lo escrito escasea más que el pan. Donde se teme a los libros porque han sido símbolo de opresión y de poder. (Petit, 1999)

Metodología (¿Un paseante tiene método?)
Opté por el método del paseante (Morey, 2004). Más que plantear un proyecto, me propuse un andar. Comencé en el invierno de 2006.
Al principio visité las escuelas con libros sobre los bosques.
Luego, casi por “accidente”, participé en los talleres “Leer es contagioso” y “A qué jugamos”, del Mrio. de Desarrollo Social de la Nación, organizados por Cecilia –Coordinadora de los Jardines Maternales Comunitarios- y Jorgelina –médica del Centro de Salud San Francisco-. Desde entonces comenzamos a vincularnos las trabajadoras de los Jardines Maternales, los Centros de Salud, las Escuelas, otras Bibliotecas. Nos encontramos en reuniones mensuales para compartir el trabajo y acompañarnos mutuamente. Allí nos planteamos cómo hacer la propuesta con los libros, cómo hacerlos circular, qué lugares visitar. Juntas revisamos nuestra tarea.
Desde esta biblioteca, con personas de otras instituciones, hice visitas semanales, de dos horas, a los centros de salud, durante dos o más meses. También realicé visitas mensuales a las escuelas y jardines.
Nuestra propuesta es leer. En voz alta y en silencio. Con otros o solos. Leer mucho y poco. Leer grandes a chicos y chicos a grandes.
Nuestra propuesta es jugar. Y escribir.
En cada lugar el planteo con los libros es de exploración, de escucha, de juego, de ver qué pasa. De abrir los libros, mostrarlos, leerlos. De dejar que los toquen, los abran, los apilen. De permitir que los cuenten, los muestren, los compartan, los cambien por otros. De permitir el descanso.

El público

Les leímos a los chicos, a las mamás, a las abuelas, en las salas de espera. (Alrededor de 120 chicos que recibían atención en los Centros de Salud)
Les leímos a los chicos, a las maestras, los maestros, en las escuelas. (280 chicos que nos recibieron en sus escuelas).

Centro de Salud San Francisco
El año pasado fuimos con Laura, maestra del Jardín San José, al Centro de Salud San Francisco, en un barrio donde hay pobreza de libros, donde se intenta la vida. Íbamos los miércoles. Llevábamos los libros a la sala de espera. Los poníamos en una mesa. Se los mostrábamos a los chicos, a las mamás. Llevábamos libros de cuentos. También sobre plantas, sobre hongos, con recetas.
Los libros eran de la biblioteca del SFA, de los Jardines Maternales, (del proyecto “Leer es contagioso”), y de la Biblioteca Sarmiento.
Al principio era difícil, extraño. Había temor a los libros. Poco a poco nos íbamos conociendo, entre nosotras, con las chicas del centro de salud, con las personas que esperaban. A veces había veinte chicos, convocados especialmente para los cuentos, otras porque justo atendía el pediatra. Otras veces eran menos.
En ocasiones nos visitaban los nenes del jardín maternal. Leíamos en el patio, al sol.
En la sala de espera había chicos que con libros en la mano, no se animaban a abrirlos. Nos acercábamos, les mostrábamos el libro, lo abríamos, les leíamos, hasta el final, aunque estuvieran distraídos, o fuesen inexpresivos. Luego accedían a que les leyésemos otros. Después sus mamás les acercaban libros desde la mesa.
Había nenas que pedían con avidez que les leyésemos. Casi con glotonería, no nos daban tregua. Parecía que no escuchaban, querían más y más. Buscaban contacto a través de las palabras, de nuestras voces.
Si nos retirábamos de la sala, las madres comenzaban a leer a sus hijos.
Una vez, un chico jugaba con un celular. Le acerqué un libro. No me prestó atención y siguió jugando. Yo no quería incomodarlo, le pregunté si podía dejarle el libro. Aceptó, sin mirarme. Al rato estaba leyendo.
Nos molestaba sacar fotos, o hacer encuestas. Pensábamos que rompíamos el clima, que implicaba un distanciamiento que no queríamos.
Fuimos desde Septiembre a Marzo de este año, hasta que comenzaron las clases.
Desde entonces Isabel, que se ocupa de los turnos y la farmacia, todos los miércoles les ofrece libros a los chicos y a las mamás. Jorgelina –médica- y Verónica –trabajadora social- facilitan libros a las madres, para acompañarlas en la lectura con sus hijos. Notan cambios en los modos de relacionarse las familias con el Centro de Salud.

Centro de Salud de Mallín Ahogado
Los martes de Diciembre y Enero me acerqué al Centro de Salud de la Pampa de Mallín Ahogado, a quince kilómetros del pueblo, un paraje rural. Dos veces fuimos con Laura e invitamos a los chicos de la escuela de enfrente. Llevamos libros de esta biblioteca y los de “Leer es contagioso”.
Un día conversé con una mujer del campo que desde lejos miraba los libros. Me dijo que no sabía leer. Le mostré uno con cuadros de Van Gogh. Reconoció los campos de trigo, el descanso, los comedores de papas. Me dijo que antes sembraban avena, trigo, papas. Me dijo que ahora se había puesto fea la tierra.
Llevé el “Libro de pensamientos propios”, que hicieron alumnos de otra escuela rural, en Arroyo Las Minas. Al día siguiente, en el Centro de Salud San Francisco, una chica me pidió ese libro. Le pregunté cómo lo conocía. Me dijo:”este libro lo hicimos nosotros, yo soy Soledad Cayunao”. Se hace visible la red.

Escuela Rural de la Rinconada Nahuelpan
A fin de año comencé las visitas a la Escuela Rural de la Rinconada Nahuelpan. Un lugar de donde se extraen muchos árboles. Y donde la presencia de ganado impacta en el bosque.
Fui invitada por Dolores, del Servicio Social del Hospital, con una propuesta de trabajar en salud ambiental. Fueron Nuria y Malena, también del Hospital. Coordinamos una actividad de expresión corporal. Los chicos reconocieron los pulmones en el cuerpo. Recordamos que los árboles nos dan oxígeno para respirar.
En la rinconada son en total 25 chicos, de primero a séptimo.
Les propusimos que dibujaran la silueta de un compañero, en un afiche en el piso. Unas nenas dibujaron las costillas, que sobresalían del contorno del cuerpo, se superponían en el contorno del brazo. Pidieron otro papel porque lo habían “hecho mal”. Les dije que estaba bien, que ellas habían inventado un modo de contar cómo son las costillas.
Al final leímos un cuento en voz alta. Cuando nos fuimos les preguntamos, qué era lo que más les había gustado. “¡El cuento!”, contestaron.
Volví, con muchos libros. Los mandó mi tía Paula, que había hecho una colecta en Buenos Aires.
A los más grandes les propuse que imaginaran una visita a la librería. Podían mirar un poquito cada libro, o, si les gustaba alguno, detenerse a leerlo. Podían reconocer alguno ya conocido, o quizás encontraran uno extraño que les llamara la atención. Pidieron libros de poesías. No había.
Los medianos eran alrededor de catorce. Cuando entré al aula Carlitos me dijo: “a mí no me gusta leer, yo quiero hacer cuentas”. Le dije que buscara los libros de menor tamaño, contara cuántos eran, contara cuántas páginas tenían y que hiciera la suma en el pizarrón. Lo hizo con total dedicación. Luego leyó un libro de colmos con un compañero. A unas nenas les leí el principio de un libro en forma individual, después siguieron leyendo solas. Leí un cuento en voz alta, para todos. Fue el que más les gustó. Nuevamente, el contacto de la palabra y la voz.
Un día íbamos a pasar el DVD “El bosque”, preparado por el SFA para las escuelas. No tuvimos cómo proyectarlo. Entonces hicimos un taller de escritura. Con todos los chicos. Cada chico escribió una palabra. El tema: “Las personas y el bosque”. Surgió un cuento: “Yo quería conocer el universo”. Lo escribimos en un afiche. Hubo emoción al leerlo en voz alta, con la misma entonación con que leemos los cuentos de los libros.
En total fueron seis o siete encuentros, a lo largo de un año. Seguiremos el año que viene, aunque cueste llegar por el clima y la distancia.

Escuela Hogar
En Mayo de este año, comencé a ir a la Escuela Hogar. En mi andar, esta escuela me hospeda. Como a tantos chicos que viven en el campo. Trabajamos con los 160 chicos del turno mañana. Lo organizamos con Gabriel, Myriam, Leticia, Laura.
Con primero, segundo y tercero nos juntábamos una vez por mes a leer un cuento. Un día llevé cien libros. Los miraron. Exploraron. Jugaron. Se dispersaron. Se distrajeron. Se cansaron. Meses después fue la Maratón de Lectura. Teníamos muchos libros. Les propusimos a los chicos leerles un cuento en voz alta. Se negaban. No querían dejar el rincón que habían elegido, ni el libro que estaban leyendo. ¿Comenzaban a adoptar la postura del lector? (Montes, 2001)
Con cuarto, quinto, sexto y séptimo hicimos un encuentro de lectura y escritura por grado. Siempre empezaba leyéndoles un cuento. Para escribir partíamos de algunas palabras, dichas por todos. Les leía alguna poesía. La escribía en un afiche: “Loros/Coloridos/Chillan/Gritan/Como timbres/Sobre aros/Porque sí./
La boa/Enorme/Hambrienta/Busca/Ataca/Sin piedad/A un hombre/Indefenso/
Y lo devora.” Silvina escribió: “La murra pincha sin piedad/y crece muy alto y crea/muchas frutas jugosas y deliciosas/Crece en el bosque entre los otros árboles.” Le pregunté si “sin piedad” lo había copiado de la poesía. Me dijo que no. Yo creo que sí, sin darse cuenta, y me alegra.
En Octubre, nos encontramos con quinto, sexto y séptimo del turno tarde. Eran 60 chicos que hacen taller de teatro todos los viernes. Vimos juntos el DVD “El Bosque”. A partir de ahí, los chicos crearon una obra, que presentaron a fin de año, mostrando cómo ven ellos a las personas y el bosque.

Jardín de Infantes 46
Desde mayo, un jueves al mes, visitamos con Jorgelina, médica del Centro de Salud San Francisco, la sala de 5 del turno mañana, del Jardín de Infantes Nº 46 (a la vuelta del Centro de Salud) Eran alrededor de 25 niños.
A veces leíamos un cuento cada una. Otras veces subíamos con los chicos a la biblioteca del Jardín. Era novedoso para ellos, sus encuentros con los libros habían sido con los de la sala, o con los que les contaba la maestra. Exploraron, se mostraron libros entre ellos, pedían que les leyésemos, otros hacían pilas, los amontonaban. Había libros con canciones, les cantamos canciones, ellos cantaban. Mientras unos miraban libros, otros le contaban una historia a su compañero.

Centro de Salud del Barrio Lujan. Encuentros en la Capilla
En las vacaciones de invierno, junio y julio, fuimos los martes a la mañana con Dolores, Nuria y Malena, del Hospital, al Barrio Luján.
La convocatoria surgió del Centro de Salud, y los encuentros los hicimos en la capilla. Fueron alrededor de veinte chicos. Siempre hacía mucho frío, antes de que llegaran prendíamos el fuego, preparábamos mate cocido.
Los recibíamos con los libros sobre una mesa. Ellos llegaban, conversaban, miraban los libros, leían, solos o juntos. Proponíamos juegos con los libros. Los que querían dibujaban, los que querían jugaban con palabras. En un encuentro fabricamos papel reciclado, en otro hicimos briquetas . El último día armamos un libro, con el papel reciclado y los escritos de los chicos. Se llamó “Poesías del espejo brillante”, “Los fantasmas de la capilla”
Un día, que heló mucho y concurrieron pocos chicos, intentamos el binomio fantástico, de Rodari. Las palabras que propusieron: “ropa”, “escalera”. Empezamos a escribir palabras que asociábamos por el sonido, por el significado. Parecía difícil. Uno de los chicos se levantó y fue a la mesa de los libros, agarró uno. Volvió, se sentó, lo abrió y empezó a dictar palabras, las elegía cuidadosamente. Paulatinamente, los otros chicos, serían 6, también se levantaron e hicieron lo mismo, sin que nadie les dijera nada, tomaban un libro y elegían palabras que íbamos escribiendo en un afiche en la pared.
Les propuse que escribieran a partir de esas palabras. Algunos se animaron a hacer un cuento, otros no. Entonces recortamos las palabras del afiche. Las elegían al azar, armaban un texto: “Encontré un espejo / encantado /no lo pude entender /y regresé a casa”. (Evelyn, 6 años)
Los que dibujaban, al ver a los compañeros preguntaban “¿puedo hacer uno?” Y luego: “¿puedo hacer otro?”. Se quedaron hasta más tarde. Se llevaron los papeles, con las palabras escritas, como si fuesen un tesoro, caramelos, galletitas.

Los pumas atacan. El grupo de preadolescentes de la Escuela del Barrio Usina.
En Agosto comencé a encontrarme una vez por semana con “Los pumas atacan”, de la Escuela del Barrio Usina. Un barrio situado cerca del bosque de la Loma del Medio, donde muchas familias usan leña para cocinar y calefaccionarse.
“Los pumas…” son alrededor de 13 chicos preadolescentes, que abandonaron la escuela y volvieron, convocados por adultos que los alientan a terminar la primaria. La propuesta era hacer encuentros de lectura y escritura. Siempre era muy difícil hacer un trabajo grupal. Les llevé poesías de Girondo, que pintaron inmediatamente con crayones. Marcaron palabras, frases que les gustaban o no, en poesías de García Lorca. Les leí “La escoba de la viuda”. Les pusieron nombre a las hojas de los árboles: pinchuda, gelatinosa, deformada, caracolosa, triángulo, podrida, esponjosa, cariñosa, embrujada… Hicimos acrósticos con los nombres. Aparecieron palabras: leso, pelotudo, maricón, sombra, lata, oso, hambriento, pobre, amigable, humilde, antídoto, sopa, monstruo, nadar. Aprendimos que hay palabras sombra: pelotudo, leso, hambriento, monstruo, pobre, humilde, y que hay palabras antídoto: sopa, amigable, nadar, oso.
Ayer, en el pasillo de la escuela, le leí “Bendición de Dragón” a la mamá de uno de estos chicos. Cuando terminé, su nieto de 4 años me miraba. Le pregunté si quería aprender a leer, para después leer solito. Le brillaron los ojos, asintió con la cabeza.

Un proyecto más amplio
Paralelamente a este andar, se consolidó el proyecto “Leer es Contagioso y A qué jugamos”, donde participamos distintas instituciones. Por este proyecto recibimos libros y juegos del Mrio. de Desarrollo Social de la Nación para que circulen en los Jardines Maternales y los Centros de Salud. En los Jardines Maternales los chicos llevan un libro a la casa todas las semanas. En los Centros de Salud se realizan encuentros con los libros, una vez por semana. Desde la biblioteca del SFA vamos a las escuelas y a los centros de salud con los libros.

Evaluación
En los encuentros con los chicos, los libros, las palabras, suceden cosas que se acercan o superan lo que imaginábamos. Vemos nuevos modos de relación con los libros. Van apareciendo nuevos relatos. Si bien no hemos cuantificado resultados, hay cambios y crecimiento, por un lado en las personas involucradas -promotores y destinatarios- y también en la propuesta, que se va consolidando.
La red que se formó entre instituciones se sigue tejiendo, y cada uno desde su lugar hace prosperar estos acercamientos a la lectura. Desde la biblioteca del SFA la intención es continuar la tarea, articulando con el proyecto “Leer es contagioso y A qué jugamos”, con las escuelas y con otros espacios donde sea posible desarrollarla.

La lectura
No proponemos una lectura para entretenerse. Tampoco una lectura para adquirir conocimientos. Proponemos una lectura en la que algo nos pase, nos atraviese, nos transforme. (Larrosa, 2003)
Una lectura que nos haga sentirnos vivos, que nos reconforte.
Una lectura que nos haga pensar, nos haga tomar distancia de lo que no nos gusta.
Una lectura que nos dé nuevas palabras para nombrar al mundo.
Se trata de promover el encuentro, fortalecer los vínculos, encontrar palabras antídoto, hacer que aparezcan las ganas de leer, escribir, caminar, poner plantas, hacer pan.
Se trata de cuidarnos y cuidar este bosque que nos da un lugar donde vivir.

Bib. María Canale. El Bolsón, Dic. 2007

Quienes armamos la red (Instituciones y personas que trabajan en ellas):
Hospital, Centros de Salud: Jorgelina Prosdócimo, Verónica Carpanetto, Isabel Maliqueo, Marisa Cuevas, Susana Arias, Raquel Rodríguez, Olga Troncoso, Dolores Caride, Nuria Piqué, Malena Moreno. Escuela Hogar Nº 268: Myriam Aguilar, Gabriel Jecke, Leticia Carballo de Frías, Laura Calisto. Escuela Nº 348 Rinconada Nahuelpan: Dora Bossa, Graciela Cuadrado, David Agüero, Julia Mejía, Ricardo Romero. Jardines Maternales Comunitarios: Cecilia Freier, Celia Paz, Fátima Villanueva, Verónica Tillería, Sandra Farías, Roxana Villarruel, Mónica Tabera. Biblioteca Popular D. F. Sarmiento: María Elena Recio. Biblioteca Popular Dr. Venzano: Estrella Cañiú. Escuela 337. Barrio Usina: Daniel Riquelme, Leticia López, Heraldo Mora, Alejandra Studert de Mereb, Norma Rost. Jardín de Infantes Nº 46: Grisel Carbó,Noemí Lautaret. Jardín de Infantes Bº San José: Laura Calisto.

BIBLIOGRAFIA
ATLAS DE LOS BOSQUES NATIVOS ARGENTINOS (2004) Dirección de Bosques. Sec. de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Ministerio de Salud. Argentina
BÁRCENA ORBE, Fernando (2000) "El aprendizaje como acontecimiento ético. Sobre las formas del aprender". En Revista Enrahonar. Quadernos de Filosofia, Nro. 31. Universidad de Barcelona.
BOGOMOLNY, María Inés (2005). Leer es contagioso. Un encuentro con los libros. Plan Nacional de Seguridad Alimentaria. Ministerio de Desarrollo Social de la Nación-Unicef.
COLANGELO, Mirta (2003) En el cielo te leen poesía y en el infierno te la explican: Sucedidos en el taller literario del Patronato de la Infancia de Bahía Blanca. Ponencia presentada en el VI Congreso Internacional de Lectura, 29° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, 14 de Abril al 5 de Mayo.
FERNANDEZ, Mirta Gloria (2006) ¿Dónde está el niño que yo fui? Adolescencia, literatura e inclusión social. Buenos Aires, Biblos.
IMAGINARIA: Revista Electrónica Quincenal de Literatura Infantil y Juvenil. www.imaginaria.com.ar
LARROSA, Jorge (2003) Literatura, experiencia y formación. En: La experiencia de la lectura. Estudios sobre literatura y formación. México. Fondo de Cultura Económica.
LARROSA, Jorge (2003) Experiencia y pasión. En: Entre las lenguas, (lenguaje y educación después de Babel). Laertes.
MELICH, Joan-Carles (2003) La sabiduría de lo incierto. Sobre ética y educación desde un punto de vista literario. En: Educar Nº 31, [¿Barcelona?]. p 33-45
MONTES, Graciela (2001) "Mover la historia: lectura, sentido y sociedad". Conferencia presentada en el Simposio de Lectura. Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Madrid, noviembre de 2001
MOREY, Miguel (2004) KANTSPROMENADE: Invitación a la lectura de Walter Benjamín. En: La Central, Barcelona.
PETIT, Michèle (1999) Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura. México, Fondo de Cultura Económica.
RODARI, Gianni (2004) "La imaginación en la literatura infantil", en Revista Imaginaria, N° 125, Buenos Aires, 31 de marzo de 2004.

NOTAS
1 Ariel Quispe (Taller Cuentos con Sol, Patronato de la Infancia, Bahía Blanca)
2 Michèle Petit habla de apropiación de la lengua.(Petit, 1999)
3 briquetas: sustituto de la leña hecho con aserrín.
4 ¿nuevamente apropiación de la lengua? (Petit, 1999)
idem 2 y 4.
5 Dice Michèle Petit que “lo que determina la vida del ser humano es en gran medida el peso de las palabras o el peso de su ausencia. Cuanto más capaz es uno de nombrar lo que vive, más apto será para vivirlo y transformarlo”. (Petit, 1999)

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