miércoles, 11 de febrero de 2009

300 LIBROS PARA REGALAR


Después de dos años de comenzar con los acercamientos a la lectura en la Sala de Espera del Centro de Salud San Francisco, recibimos un regalo: 300 libros escritos por Silvia Schujer para obsequiar a los chicos que se atienden en el Centro de Salud.



Los encuentros fueron los miércoles de Octubre y Noviembre, día que atiende el pediatra.




El primer miércoles nos alegró que hubiese muchos niños.
Había mamás con nenes chiquitos, la mayoría hasta 2 años. Todos nenes sanos que habían ido a control.


Se percibía muy buen clima en la sala de espera. Quienes trabajan en el Centro de Salud comentan la diferencia que hay entre los días que la gente espera, así nomás, y los días que vamos con los libros. Hay un aire más distendido, de bienestar.
Hubo un nene que fue especialmente por los libros. Le ofrecí leerle y dijo que no, que leía solo, leyó todos los libros (7 años).
Había una abuela con una nena de 10 años. Me acerqué a mostrarle "El guiso de la lenteja". Comencé a leerle, sospecho que ella no lee, y escuchó muy atenta, mirando las imágenes. Su nieta leía sola, al lado suyo. La señora dijo que volvería con otro nieto. Ese día entregamos 19 libros.


El segundo miércoles entregamos 28 libros, llegaron de visita los chicos del jardín maternal que está a dos cuadras. Fue muy lindo compartir con ellos.


El tercer miércoles se acercaron tres nenes especialmente por los cuentos. Uno con la mamá, que se sentaron juntos en la sala de espera a leer. Los otros dos no se animaban a entrar, así que les leí tres cuentos afuera, al sol. Cada uno se llevó un libro a la casa. Les leí "El huevo de chocolate" y me contaron que tenían gallinas, que una estaba "echada", empollando diez huevos. También contaron que vivían cerca de la cancha de fútbol. Hablamos de que podían jugar al fútbol, cuando se cansaban podían leer, cuando se cansaban de leer juntaban huevos y hacían una rica torta...
Otro nene de 7 años, que está en primer grado, nos leyó en voz alta "El guiso de la lenteja". Maravillosa la sensación de que otro nos lea. Muy lindo ofrecerle nuestra escucha.


Luego del cuarto miércoles, Vero escribió: "Hoy estuvo bueno el espacio de lectura porque a pesar que no fue pediatra, vinieron chicos y se quedaron a leer.
Hubo cinco nuevos que llevaron libros, y varios que vinieron sólo a leer.
Todas las mamás y hermanas se prendieron a leer y si bien lo hacían para ellas, a los chicos les mostraban las figuras y les hablaban sobre el libro.
Isabel sacó cuaderno y libros a las diez en punto.
Una adolescente que tenía turno con el médico se los leyó a todos y con mucha vergüenza se llevó uno para leer a la hermanita.
Repartimos entre adultos y niños en mano, y pusimos en la alfombra.
Charlamos con cada mamá."


El quinto miércoles había una señora paciente de salud mental, a la que le ofrecí leerle y accedió gustosa, se llevó un libro. Hermoso encuentro, había una complicidad en lo que leíamos, en lo que disfrutábamos.
Unas nenas y un nene fueron especialmente a "buscar" los libros. Fue muy lindo su acercamiento, accedieron a la propuesta de exploración, de leer, de estar en la sala de espera, hasta que en un momento nos pusimos a conversar, y nos contaron que concurrieron porque la señora que le dio semillas de rabanitos a su mamá (dedujimos que se trata de la agente sanitaria) les dijo que dábamos libros. Eran cuatro, vivían en el mismo barrio, dos en cada casa. Les preguntamos si habían invitado a otros chicos, y dijeron que la mamá de los otros chicos no los había dejado. Les propusimos que les mostraran los libros, a la mamá y los chicos, para que se animaran a ir el próximo miércoles. También los invitamos a que volvieran, y prometimos libros de la biblioteca paseandera, los que llevo a distintos lugares. Después se llevaron los libros que les regalamos.


Como siempre, mamás con bebés, que ya se acercan a los libros por su cuenta, pero a las que también les gusta que nos arrimemos a cada una, y conversemos un poco sobre lo que estamos haciendo.


Y como si esto fuera poco, Jorgelina nos dio unos libritos de la sociedad de pediatría, para que regalásemos en algún otro lugar. Se los llevé a los chicos de la Escuela Hogar, a quienes visité durante todo el año.


Los últimos dos miércoles tuvimos muy linda charla con dos familias. Conversamos con la mamá, el papá y los chicos. Había mucha alegría al hablar sobre la lectura y los libros. Al principio parecían callados, pero cuando comenzamos la conversación se notaba el cariño que se tenían entre sí, y también el gusto con el que compartían momentos de lectura en la casa.


La última semana de noviembre visitamos con Vero a los tres primeros grados de la escuela 271. Algunos chicos del turno tarde ya tenían libros porque habían ido a la salita. Y contaron que me conocían de la Salita, nos alegra que relacionen a la salita con algo lindo para ellos.
En esa visita a la escuela también me encontré en el patio con un nene de 12 años, que está en cuarto grado, con el que habíamos leído juntos en la sala de espera. Cuando lo conocí, estaba con la mamá, y le pregunté si su mamá le leía. Me dijo que no, que él le leía a su mamá. Es un nene a quien le cuesta la lectura en voz alta (es por eso que lee, para practicar) sin embargo, sabe mucho de ciencias naturales, y nos contó que matemáticas es otra de sus materias preferidas. Ese día, en el Centro de Salud, además de los libros de regalo, teníamos libros de la biblioteca. Uno de esos era “Tu cuerpo, del 1 al 10”, de editorial IAMIQUÉ. Fue el libro que él eligió para leer, un libro donde los números llamaban la atención. Sospecho que ese chico, a su manera, sabe leer muy bien, y sabe elegir lo que quiere.


En total entregamos 191 libros a niños y juegos de 10 ó 20 ejemplares a las bibliotecas del Centro de Salud, del Jardín Maternal, del Servicio Forestal Andino y a la estimuladora de la Escuela Especial Nº 21. Quedan 49 libros que llevaremos a los chicos que comiencen primer grado en la escuela Nº 271.


Estamos muy agradecidas a Silvia Schujer, Cristina Gabás y Elisa Boland que fueron quienes hicieron que los libros llegaran a El Bolsón.


María Canale, Febrero 2009




Trabajamos en este proyecto: Jorgelina Prosdócimo, Verónica Carpanetto, Isabel Maliqueo, Marisa Cuevas, Susana Arias, Raquel Rodríguez, Olga Troncoso, Gladys Jara y Rosita Barría, del Centro de Salud San Francisco; Sandra Farías y sus compañeras del Jardín Maternal y María Canale, de la Biblioteca del Servicio Forestal Andino

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